“BARRERAS” PARTE 1 — Realidad y ficción, documental y película, Bazin y Haneke.

¿El cine como el “arte de lo real” o como el “arte de la manipulación”?

Martín Mesa Echavarría
5 min readNov 15, 2022
André Bazin: Crítico de cine y fundador de la revista Cahiers du Cinéma
Michael Haneke (derecha): Escritor, dramaturgo y director de cine austriaco

¿Por qué se le atribuye el término “realista” a una película o a una imagen?, ¿El cine es “realista” solo por usar la realidad como materia prima?, ¿Qué separa una película “basada en hechos reales” de una “realista”?, ¿Nuestra percepción de la realidad es o no es similar a la del lente que filma?

Todas estas preguntas nos llevan a querer examinar la cercanía del cine con la realidad, una cuestión abiertamente discutida. Una que nos remite fundamentalmente al esfuerzo constante y colectivo de la humanidad por entender lo que es la realidad. Pero aquí no pretendemos definirla, ni llegar a una conclusión que reduzca la complejidad de un tema tan extenso. Más bien, lo que buscamos es examinar su relación con el cine, además de evidenciar también cómo esta barrera planteada entre la realidad y ficción de las imágenes — o en las imágenes — , se conecta con el dispositivo fílmico.

En el documental “24 realidades por segundo”¹, que trata sobre el director austriaco Michael Haneke y sus reflexiones frente al cine, hay una frase clave. Sucede al comienzo, cuando le anuncian cuál será título del documental (el cual seguramente hace referencia a Goddard), a lo que Haneke responde: “Yo siempre he dicho que el cine son 24 mentiras por segundo al servicio de la realidad… o al servicio del intento por encontrar la realidad… yo tampoco sé qué es la realidad”².

Al mencionar esas “24 mentiras por segundo”, relacionándolas con los 24 cuadros por segundo, Haneke nos permite introducir un concepto clave para esta discusión: el tiempo de la imagen.

Pero a partir de esto, debemos mencionar otro nombre: el del crítico francés André Bazin, quien muestra gran interés hacia la relación del cine con la realidad. Si para Bazin la imagen fotográfica (estática) es: “El objeto en si mismo (…) liberado de las condiciones de espacio y tiempo que lo rigen”³ resulta extraño entonces hablar de una imagen que pueda ser estática y realista a la vez, pues como él dice, en medio de su quietud se encuentran liberadas de las leyes físicas, en este caso de las leyes temporales.

Para Bazin, el cine es “el arte de lo real, puesto que tiene la habilidad de captar la realidad”⁴. Así, bajo ese planteamiento y en sentido comparativo con la imagen estática, podríamos afirmar que es mayor la capacidad del cine para representar la realidad que por ejemplo, la de la pintura, pues esta última alberga un tiempo que sería imposible de percibir fuera de ella por los cuerpos y los objetos que allí aparecen congelados. La pintura emplea un tiempo perfecto que es estático, una imagen congelada o una escena anti-tiempo.

El cine, por otro lado, permite poner las imágenes en movimiento, representar los cuerpos y los objetos puestos en duración. Es ahí donde adquiere cierta “ventaja” sobre la pintura o la fotografía estática y nos entrega una sensación temporal que asemeja las imágenes que vemos en pantalla a la manera en que percibimos el tiempo por fuera de ella.

Bazin hablaba del cine como un medio capaz de representar fielmente la realidad, sin manipulación alguna. Es ahí donde se distancia del pensamiento de Haneke, quien tiene muy presente la capacidad del cine para manipular, y la aprovecha a lo largo de sus películas. El austriaco ha dedicado parte de su obra a reflexionar sobre cómo la imagen puede ocultarnos información, persuadirnos a pensar algo que no es o hasta confundirnos al punto de cuestionar su naturaleza y preguntarnos qué es realmente eso que vemos en pantalla: verdad o mentira.

El cine como los demás medios de comunicación, filtra la información, y al trabajar a partir de la “realidad”, reduce la infinidad y multiplicidad de esta en cada toma, a un solo fragmento, que es lo que se encuadra finalmente para grabar.

El encuadre que plantea el director y que posteriormente captura el lente de la cámara omite fragmentos de información mientras destaca otros, todo a conveniencia del “modelo de realidad”⁵ (como lo denomina Haneke) que se desea comunicar. El cine fragmenta la realidad y enseña esos pedazos al espectador, que forja un punto de vista. Esto no es necesariamente un acto mentiroso, más bien depende de la capacidad de la película para no influir en ese punto de vista del espectador, de dejar que sea él realmente quien lo construya y no la narrativa quien le dicte cómo se debe sentir o cómo debe reaccionar frente a eso que ve en pantalla.

“El espectador no tiene por qué observar, basta con que se limite a mirar los fragmentos de realidad que le enseño. Es como en la vida, nunca conocemos toda la realidad, únicamente trocitos. Nuestra percepción del mundo siempre es fragmentaria. Pero en la vida diaria nunca sabemos si alguien nos miente. Si fuéramos capaces de detectar las mentiras ya no valdría la pena mentir. Como no es así, todo el mundo miente y debemos aceptar que la mentira existe”⁶.

Para el austriaco la realidad es siempre contradictoria y por lo tanto la fragmentación está en pro de la realidad de las imágenes. Pero por otro lado, discierne completamente de Bazin cuando menciona que: “El cine es el arte de la manipulación. Por eso mis películas tratan de advertirle al público que lo que está viendo en la pantalla puede no ser tan verídico como lo cree. Trato de despertar al espectador”⁷.

Así, mientras Bazin alababa a la escuela neorrealista italiana y las innovaciones técnicas en la imagen en movimiento que permitían para él ese “arte de la realidad”, Haneke busca continuamente — en parte gracias a esas mismas innovaciones técnicas — una expresión honesta mediante lo que considera un “arte de la manipulación”.

Esas “innovaciones técnicas” recién mencionadas, algo que tiene que ver con el dispositivo fílmico y su capacidad para distanciar al espectador o para subrayar el límite entre realidad y ficción, será lo que intentará analizar la segunda parte de este texto próximamente.

  1. Nina Kusturica y Eva Testor. (2005). 24 Realities per Second [Audiovisual]. NK Projects.
  2. Ibídem.
  3. Cabeza, M. J. (octubre de 2017). André Bazin y el realismo cinematográfico. Contrainfo. https://www.contrainfo.com/26604/andre-bazin-y-el-realismo-cinematografico/
  4. Trujillo, M. (septiembre de 2018). El arte de lo innegable. La mirada de André Bazin. El Espectador Imaginario. 95. https://www.elespectadorimaginario.com/el-arte-de-lo-innegable-la-mirada-de-andre-bazin/
  5. Sheridan Flynn. [Nombre de usuario en Youtube] (julio de 2021). Michael Haneke on Documentary and Reality [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=722nUy7vWVY&ab_channel=SheridanFlynn
  6. Cieutat, M y Rouyer, P (coord.), (2018), Haneke por Haneke: Entrevistas con Michel Cieutat y Philippe Rouyer, España, El Mono Libre. P. 280
  7. “El cine son 24 mentiras por segundo”. (2006, abril 20). Clarín. https://www.clarin.com/espectaculos/cine-24-mentiras-segundo_0_rkVWyLHy0Fg.html

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Martín Mesa Echavarría

Director Creativo / Redactor. Magíster en Estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneos. Investigo y escribo sobre cine.